Por Antonio Las Heras.

Según aprobamos al finalizar las deliberaciones del Primer Congreso Argentino de Parapsicología, que me tocó presidir, (realizado en Buenos Aires, del 4 al 6 de setiembre de 1981) la Parapsicología es la Ciencia (situada dentro de las disciplinas humanísticas) que tiene como objeto de estudio a aquella función propia del ser humano por la cual podemos comunicarnos sin intervención de los cinco sentidos y actuar en el mundo exterior sin usar la fuerza muscular. A tal función se la ha denominado con frecuencia como “estructura psi” o “potencialidad parapsicológica”, indistintamente. Hoy preferimos llamarlo “factor parapsicológico” y es algo totalmente diferente al psiquismo o la mente humana.

Todas las personas tenemos este factor, inherente a nuestra constitución humana y privativo de ésta, que genera fenómenos conocidos modernamente con el nombre de parapsicológicos.

Empero, son pocas las personas que pueden usar, con frecuencia, estas capacidades. Y las pocas que se encuentran en esas condiciones, no van más allá de la telepatía o la clarividencia. En algunos casos notables, la precognición; como la tuvo el escritor Morgan Robertson cuando describió – en una novela, “El hundimiento del Titán” – el desastre del Titanic, considerado insumergible, que se hundió en su viaje inaugural. Lo singular es que Robertson escribió esto cuando el Titanic no estaba ni en la mente de los ingenieros navales que lo diseñaron.

Los fenómenos parapsicológicos se dividen en dos tipos: los extrasensoriales: clarividencia (conocimiento de un hecho cierto que ocurre a distancia, sin que pueda ser percibido por los cinco sentidos), telepatía (captación de emociones y pensamientos ajenos) y precognición (conocimiento preciso de hechos futuros) y los psikinéticos que engloban a quellos que provocan variaciones en el mundo exterior, como lo es el movimiento o desparición de objetos.

Potencialmente cualquier humano puede producir hechos de esta naturaleza.

Ahora bien, ¿por qué no ocurre con frecuencia?, ¿por qué es raro encontrar personas capaces de usar cotidianamente su poder extrasensorial o psikinético?.

Las investigaciones científicas que realizamos los parapsicólogos dan respuestas.

Para explicarlo debemos tener en cuenta – primeramente – que hay un condicionamiento psico-socio-civilizatorio, arraigado por generaciones, sostenido en la creencia de que sólo personas muy especiales (p.e., sacerdotes, hechiceros, adivinos) son capaces de usar el “sexto sentido”.

Tal suposición se remonta al Egipto faraónico y aún antes.

Unas civilizaciones creyeron que este “poder” era otorgado por los dioses (Oráculo a Apolo, en Delfos, Grecia), otras por fuerzas demoníacas (Europa en la Edad Media) o espíritus desencarnados (espiritismo de fines del Siglo XIX). Nada de esto es cierto. Pero tantos milenios de suposición errónea terminan confundiendo a muchos, que actualmente sostienen tales ideas.

Otro desacierto contemporáneo es creer que quienes aceptan la existencia de los fenómenos parapsicológicos son herejes (en el plano religioso) o ignorantes (en el área científica).

Lo documentalmente comprobado demuestra que el asunto es diferente. Y puede sintetizarse de este modo:

1.-) Las personas que desde temprana edad exhiben capacidad para producir frecuentemente fenómenos parapsicológicos (por ejemplo, adivinación o curaciones a distancia) suelen tener un familiar, vecino o persona cercana, a la que respetan, quien ya era conocida por sus capacidades parapsicológicas. Esto nos lleva a deducir que la transmisión del “poder” no es genética, sino producto de un aprendizaje. De la presencia de alguien que habilita. Un aprendizaje sin desearlo conscientemente. Algo similar a como aprendemos un idioma: oyendo a los que hablan a nuestro alrededor desde que somos pequeños. Como la mayoría de la gente tiene en la cercanía a personas que lo que le dicen – por una u otra razón – es que “no se puede”, terminan haciendo que este factor parapsicológico no se manifieste ya sea por inhibición, censura, represión o falta de ejercitación. Así de simple.

Pelicula The Gift ( aqui la protagonista Atiye ( recibe un llamado de su abuela a quien no conocia y queria trasmiterle cual era su mision en la vida ) pelicula que se puede ver en Neflixs

2.-)  Prácticamente todas las personas tienen a lo largo de su vida algún tipo de manifestaciones parapsicológicas espontáneas – esto es, que suceden sin proponérselo conscientemente –  siendo, en general, atribuidas a meras casualidades o coincidencias. Lo más frecuente son hechos telepáticos entre personas unidas por afectos intensos (p.e.: madre-hijo, esposa-esposo, hermanos) que tienen lugar especialmente cuando ocurren sucesos traumáticos como accidentes o muertes violentas. Otro fenómeno extrasensorial frecuente y que suele ocurrir al menos una vez en la vida de toda persona es el “deja vu”: sensación de que la situación que se está viviendo ya ocurrió antes. Fenomeno que no tiene un origen exclusivamente parapsicológico ya que puede deberse a alteraciones de la sensopercepción bien estudiadas por la psicofisiología. Ya el mismo Sigmund Freud – creador del Psicoanálisis y de la Psicología de lo Inconsciente – expresó que no tenía dudas que hay pensamientos que pueden transmitirse a distancia, siempre y cuando entre ambas personas haya una carga afectiva suficientemente intensa. 

El sabio suizo Carl Gustav Jung investigó numerosos casos de sueños, tanto telepáticos como clarividentes o precognitivos que ocurrieron en personas que no solían manifestar hechos extrasensoriales. Pero estos sueños, de vez en cuando y sin proponérselo la persona, ocurrían.

3.-) Es importante señalar que las facultades parapsicológicas, particularmente las extrasensoriales, pueden desarrollarse intencionalmente. Esta búsqueda fue uno de los principales temas de trabajo en las llamadas escuelas iniciáticas o de sabiduría que hubieron en la antigüedad.

¿Cómo puede hacer en la actualidad una persona que desea fomentar la producción de acontecimientos parapsicológicos sobre si mismo?

Pues bien, para ello es necesario estar dispuesto a un entrenamiento que requerirá – como mínimo –  algunos años. Implica encontrar un maestro que lo instruya y acompañe en el aprendizaje y puesta en práctica, de manera cotidiana, de métodos y técnicas favorecedores de la aparición de tales fenómenos. Esto hace que también sea necesaria la realización de un trabajo de análisis individual con propuestas como las que surgen de la Psicología Profunda creada por Carl Gustav Jung y la Psicología Transpersonal de Stanislav Grof y Charles Tart. Es cierto que no se trata de algo fácil pero es simple. Además – como toda persona inteligente sabe – es la concreción de aquellos desafíos que requieren esfuerzo, dedicación y perseverancia lo que mejora la condición humana.         

Antonio Las Heras es doctor en Psicología Social, parapsicólogo, filósofo e historiador. www.antoniolasheras.com