Por Antonio Las Heras

Stanislav Grof

Transcribo un párrafo del libro “Beyond the brain”, escrito por el doctor en Medicina y en Filosofía, Stanislav Grof, quien hoy cuenta con 91 años de edad y sigue activo en sus tareas de docencia e investigación, fue jefe de investigación psiquiátrica en Praga y en el Maryland Psychiatric Research Center (1969-1973) de los Estados Unidos, habiendo ocupado la cátedra de Psiquiatría en la Universidad John Hopkins entre 1967 y 1969 (E.E. U.U.) Se trata – asimismo – de uno de los fundadores de la Psicología Transpersonal. Personalidad relevante. También es autor de un libro muy valioso y esclarecedor titulado “Cuando ocurre lo imposible.” Se trata del relato – en primera persona – de medio siglo de trabajo realizado por el autor sobre aspectos de la conducta y condición humana de los que no se ocupa la Psicología convencional. Este libro ha sido considerado “una odisea que nos hace considerar la estructura de nuestra propia existencia.” Precisamente en esas páginas demuestra que no es posible entender – plenamente – la realidad humana limitándonos a explicarla a través de lo neurológico y los aspectos psíquicos usualmente mencionados por la Ciencia. ¡Hay mucho más que eso! Y, para entenderlo, es preciso atender a las facultades parapsicológicas que habitan en toda persona así como dar paso a lo conocido como “espiritual” desde el comienzo mismo de las culturas.

“Otra fuente de información importante – escribe Grof – que desafía los paradigmas de la ciencia mecanicista la constituye la investigación parapsicológica moderna… Respetables científicos con referencias impecables… han acumulado pruebas de la existencia de la telepatía, la clarividencia, la proyección astral, la visión remota, el diagnóstico y la curación psíquica o psikinesis, que pueden aportar pruebas importantes para una nueva comprensión de la realidad.”

En la actualidad, el materialismo consumista imperante, ha estado dejando de lado – me atrevo a decir que aviesamente – el trabajo d indagación en el ámbito parapsicológico así como en el sentido de la espiritualidad. Todo lo cual, en lugar de conducirnos a una mejor calidad de vida, nos ha instalado en una existencia de insatisfacción permanente. Lo cual ocurre porque el “sentido de la vida” se ha disuelto en los individuos.

El materialismo consumista

Hay, por ejemplo, una gran confusión con respecto a qué se entiende por espiritualidad. Lo usual es que se confunda con cuestión de creencias o prácticas religiosas. ¡Y no es así! La espiritualidad es la capacidad que los humanos tenemos para entender cuál es el rol y función de uno mismo en el contexto de la Gran Arquitectura Universal. Allí surge el sentido “trascendente” de la existencia personal. Pero, claro, eso requiere darse el tiempo suficiente para la reflexión profunda, la soledad creativa, la unión entre el Todo y la parte. Curiosamente – y lo expreso de manera irónica – una de las costumbres actuales es la de “no tener tiempo.” “Me falta tiempo para todo lo que tengo que hacer”, es algo que oímos todos los días. En ese estado de “incompletud” la vida se hace frustración permanente. Por algo el célebre psiquiatra y psicólogo Carl G. Jung (1875/1961) solía aislarse por días – y hasta semanas – en un alejado sitio para alcanzar la armonía que toda persona merece tener.

Carl G. Jung (1875/1961)

Lo parapsicológico es, también, ineludible. A través de lo extrasensorial – intuición e interpretación de los sueños incluidos – quedamos en condiciones de comprender más lo que nos pasa y por qué ocurre. Pero esto requiere un entrenamiento permanente. Una verdadera “gimnasia mental.” Hoy, lo normal, es ocuparse del cuerpo: ir al gimnasio con la mayor frecuencia posible. Pero, ¿quién se ocupa de hacer gimnasia con su mente?

El Dr. Antonio Las Heras junto a al Padre Novillo Paulí y Oscar González Quevedo fueron ambos, parapsicólogos y miembros de la Compañía de Jesús.

Por telepatía podemos llegar al conocimiento de sentimientos e ideas de nuestros seres queridos que están a distancia. Por clarividencia conocer cosas que ocurren a lo lejos. La precognición adelantarnos a hechos que aún no sucedieron y, de esa manera, decidir cómo procederemos al respecto. Pero, ¡hay más! Como bien explica Grof se puede hacer un diagnóstico a distancia. Y las experiencias parapsicológicas en laboratorio prueban, más allá de cualquier duda razonable, que se puede curar o enfermar a distancia, a través de pensamientos – de amor o de odio; constructivos o destructivos – transmitidos, a distancia, por vía telepática. Esto que puede sorprender al lector, ha sido comprobado en laboratorio, advirtiéndose que el factor parapsicológico puede, desde fertilizar semillas hasta curar heridas realizadas en animales. Uno de los lugares donde se hicieron estos estudios funcionó en el Instituto de Parapsicología de la Universidad del Salvador (Buenos Aires) dirigido por el sacerdote jesuita Lic. Enrique Novillo Paulí (1919/1989) de quien fui discípulo. Se especializó en lo que se denomina “el poder de lo parapsicológico sobre objetivos vivientes.”

Novillo Paulí fue uno de los primeros que advirtió sobre el entramado entre lo parapsicológico y lo espiritual cuando escribió: “¿qué nombre tiene en Filosofía una naturaleza que es inteligente, libre, e independiente de la materia y del tiempo? Pienso que tendríamos que llamar el espíritu del hombre… La Parapsicología en el campo experimental no sólo prueba la realidad espiritual humana sino que, además, da una respuesta al gran interrogante de las filosofías y religiones de todos los tiempos, ¿termina todo con la muerte?”

De manera tal que podemos afirmar que lo parapsicológico abre el camino a una nueva realidad. Una realidad completa que conduce al bienestar tanto individual como de la sociedad toda.

Antonio Las Heras es doctor en Psicología Social, parapsicólogo, filósofo y escritor. www.antoniolasheras.com