Escribe Antonio Las Heras
Carl Gustav Jung (1875/1961), notable psiquiatra suizo, creador de la Psicología Profunda, señala que “los fenómenos telepáticos también ejercen su influencia sobre los sueños”. De acuerdo a su experiencia como psicoterapeuta y a exploraciones particulares realizadas en diferentes culturas, señala que existen personas que son “particularmente receptivas y con frecuencia tienen sueños de carácter telepático”. “He tenido oportunidad de analizar – agrega – con bastante frecuencia sueños telepáticos”. “En general la literatura – sigue diciendo Jung – sólo menciona aquellos sueños telepáticos que anticipan ‘por telepatía’ en el tiempo y en el espacio, un acontecimiento particularmente afectivo; en consecuencia, se citan sólo aquellos sueños cuyo asunto posee en cierta medida una resonancia humana (por ejemplo, un fallecimiento), que explica, o al menos ayuda a comprender la premonición o la percepción a distancia. Los sueños telepáticos que me fue dado observar correspondían en su mayor parte a este tipo”. Una simple lectura del párrafo transcripto por parte de cualquiera que cuente con algún conocimiento en Parapsicología, le permitirá comprender que Jung está denominando “sueño telepático” tanto a aquel propiamente dicho como a los de origen clarividente (“percepción a distancia”) y los precognitivos – usualmente conocidos como “premonición” – que refieren a lo que ocurrirá en un futuro que no puede ser deducido por razonamiento alguno. Por generalización este tipo de sueños terminó siendo llamado “sueños extrasensoriales” y sus discípulos convinieron en dividirlos en dos tipos: telepáticos y precognitivos. Nosotros entendemos que corresponde agregar otro subtipo. El de los “sueños clarividentes”. Lo que, inclusive, permite explicar algunos casos de dèja vu o sensación de lo “ya visto” y donde la paramnesia (una específica perturbación de la memoria) no puede invocarse como causa. Sobre el particular, Aniela Jaffé – discípula y última secretaria privada de Jung – señala “que la conocida sensación de dejà vu pudiera tener su origen precisamente en un sueño precognitivo que ha sido olvidado”. La sensación de que está ocurriendo algo que ya fue vivido antes, también puede surgir a raíz de un sueño clarividente que el sujeto no recuerda pero que, al estar físicamente por vez primera en el lugar conocido mediante el sueño, el psiquismo profundo (lo inconsciente, dicho en términos psicológicos) trasmite el dato a la consciencia – no como si se tratara de un contenido onírico – sino como si se tratara de un recuerdo objetivo y concreto, vivido con anterioridad.
Jung durante un tiempo entendió que los sueños extrasensoriales estaban motivados en el acceso que el psiquismo tendría a otras vías de conocimiento, como pueden serlo las parapsicológicas. No aceptó rápidamente tal explicación, sin efectuar antes un análisis profundo de cada sueño en el que tal intervención pudiera sospecharse. Comprendió que, en algunos materiales, la causa podría ser la criptomnesia, “recuerdos de hechos que le sujeto no reconoce como parte de su experiencia real” o bien de “procesos psíquicos paralelos” y – hasta – “concordancia de asociaciones”. Hay material onírico, que puede aparecer confundiéndose, a primera vista, con sueños extrasensoriales, mientras que en realidad se deben a trastornos de la consciencia y la memoria, debido a fenómenos de paramnesia.
En Parapsicología hay valiosos resultados de experimentos (como los realizados en el Maimonides Dream Laboratory, de E.E. U.U.) donde se pide al sujeto que sueñe con determinadas imágenes o figuras – que no conoce – pero que mientras él duerme otra persona, a la distancia, estará mirando. Se trata de un experimento donde tanto puede intervenir telepatía como clarividencia que, en muchas ocasiones, produjo resultados imposibles de esperar por azar. Signo inequívoco de que la función extrasensorial estuvo presente. Los resultados de estos trabajos resistieron con éxito críticos análisis.