Por Antonio Las Heras

“La Parapsicología es aquella disciplina humanística que tiene como objeto de estudio a esa función netamente humana por medio de la cual nos comunicamos sin intervención de los cinco sentidos (fenómenos extrasensoriales) y actuamos en el mundo exterior sin intervención de la fuerza muscular (fenómenos psikinéticos)”, así es la definición que fue consensuada en el Documento de Buenos Aires, fruto de las deliberaciones realizadas durante el Primer Congreso Argentino de Parapsicología, reunido del 4 al 6 de setiembre de 1981. Contó, entre sus firmantes, a relevantes figuras tanto del campo de la parapsicología como de otras ciencias humanísticas. Entre ellos los sacerdotes jesuitas y parapsicólogos Dr. Oscar González Quevedo y Lic. Enrique Novillo Paulí; el Dr. Arnaldo Rascovsky, cofundador de la Asociación Psicoanalítica Argentina; el Prof. Dr. Aldo E. Imbriano, Decano de Biología de la Universidad Argentina John F. Kennedy; el Dr. Samuel Tarnopolsky, pionero de las medicinas alternativas y el Prof. Dr. Vicente Rubino, titular de Psicología en la Universidad de Belgrano y de la Universidad Argentina John F. Kennedy.

Aunque en la mayoría de las personas rara vez se manifiesta, este factor parapsicológico es una inusual capacidad que habita en la naturaleza de los seres humanos. En cada uno de nosotros.

Es por esto que, ya en su momento, el Premio Nobel de Medicina profesor doctor Alexis Carrel en su obra “La Incógnita del Hombre” manifestó: `El estudio de la Metapsíquica (Parapsicología) no difiere del de la Psicología o la Fisiología. Los hombres de Ciencia no deben alarmarse por su apariencia no ortodoxa. No se pueden desdeñar los hechos por que parezcan extraños. Por el contrario, deben estudiarse. Ha llegado el momento de estudiar estos fenómenos como se estudian los fenómenos fisiológicos.”

Cabe entonces interrogarse sobre ¿cuáles son las características de este tipo de acontecimientos en sí mismo? Las investigaciones que, en laboratorio, hemos realizado los parapsicólogos en diversas partes del mundo nos permiten definir una serie de sorprendentes características:

La actividad parapsicológica es indiferente a la distancia y a cualquier tipo de límite material.

Para la fenomenología extrasensorial (clarividencia, telepatía y precognición) no existen barreras conocidas. Se produce aunque se introduzca al dotado en una cápsula de plomo (que aísla de la radiactividad) o en una jaula de Faraday (a cuyo interior no llegan las ondas radiales y televisivas).

Es independiente de la cantidad de sujetos intervinientes.

Un fenómeno parapsicológico no varía si se aumenta o disminuye el número de sujetos participantes en una experiencia. Lo que permanece inalterable —aclaremos— es la intensidad de este suceso. El condicionamiento psicológico varía a medida que se van sumando personas al experimento.

Depende de las características de personalidad del sujeto.

Según comprobadas experiencias, la captación y transmisión de orden extrasensorial se producen con mayor facilidad en individuos extravertidos. También está íntimamente vinculado a los condicionamientos psicológicos que cada persona presenta.

Es independiente de variables físicas y fisiológicas.

La fenomenología parapsicológica se transmite a través del sistema nervioso. De lo contrario, no podría llegar a la conciencia. Pero esta comunicación no se produce mediante la red neuronal. Se vale del sistema nervioso como agente transmisor, pero no radica allí la causa que ocasiona el hecho extrasensorial. Recordemos que la fuerza energética que lo origina es no física.

Tiene independencia de acción.

Actúa espontáneamente. Se manifiesta sin que la persona lo desee, necesariamente, en forma consciente. Suele producirse especialmente en sueños, pues allí la psique está regida —en particular—por sus estratos más profundos.

Es independiente del tiempo.

No está afectado el fenómeno parapsicológico por las limitaciones del tiempo presente. Podríamos decir, a modo de metáfora, que esta forma de energía extiende sus brazos hacia el pasado y el futuro. Las más serias investigaciones indicaron que por medio de la precognición, el potencial parapsicológico puede referirse a sucesos que tendrán lugar aún dentro de varios siglos. Un ejemplo popularmente conocido es el de las predicciones de Michel de Nostradamus.

Prescinde de la materia.

Al no tener vinculación con lo temporal es comprensible que el potencial parapsicológico tampoco esté atado a una limitación física. Esto significa que, para manifestarse o transmitirse, prescinde de cualquier sistema físico, como podrían ser las ondas (en casos de emisiones sonoras) o los corpúsculos (en la transmisión de energía lumínica).

Tras esta reseña de las características de la fenomenología que investigamos corresponde recordar aquello que nos enseñaba quien fuera uno de nuestros maestros en el campo de la investigación parapsicológica experimental – el Lic. Enrique Novillo Paulí, de la Universidad del Salvador, en Buenos Aires – quien explicaba que merced a esto podía hacerse una definición más clara e inequívoca sobre ¿cuál es el objeto de estudio de la Parapsicología? Porque aquello que prescinde del tiempo, la distancia y la materia sólo puede tener una definición filosófica. Es el espíritu. La Parapsicología es la ciencia que tiene como objeto de estudio al espíritu constituyente de lo humano y es la que se ocupa de demostrar no sólo su existencia sino las manifestaciones y efectos que de él emanan.

Antonio Las Heras es doctor en Psicología Social, magister en Psicoanálisis, filósofo, parapsicólogo y escritor. www.antoniolasheras.com