Una investigación del Dr. Antonio LAS HERAS 

¿Qué extraño ser recorre las aguas del Nahuel Huapí bajo la superficie?. ¿Acaso se trata de una familia de plesiosaurios que desafía las hipótesis de extinción enunciadas por los paleontólogos?. Quienes habitan en las proximidades del gigantesco lago tienen por real la existencia del peculiar animal por haberlo avistado en varias oportunidades.

La leyenda se remonta a relatos indígenas y el primer avistamiento registrado data de 1910, cuando George Garret pudo avistar “a unos 400 metros de distancia una criatura cuya parte visible medía entre 5 y 7 metros de largo y sobresalía unos dos metros por encima del agua”.

El diario canadiense “Toronto Globe” entrevistó a Garret, quien se desempeñaba como gerente de una compañía de lanchas que recorrían el Nahuel Huapi, y relató lo siguiente:

“Estábamos virando a barlovento para entrar a una caleta, que se metía en la península. Esta caleta tenía alrededor de cinco millas de largo y una milla o algo así de ancho, y una profundidad insondable. Justo cuando estábamos cerca de la orilla rocosa, antes de virar, miré desde la popa y para mi gran sorpresa, ví alrededor de un cuarto de milla a sotavento, un objeto que parecía tener quince o veinte pies de diámetro, que salía quizás seis pies por encima del agua. Después de unos quince minutos, el monstruo desapareció. Cuando les mencioné mi experiencia a mis vecinos, ellos dijeron que los indios a menudo hablaban de inmensos animales acuáticos a los que han visto de tanto en tanto.”

Llegado a este punto conviene recordar que uno de los más insignes antropólogos y paleontólogos americanos, que fue el argentino Florentino Ameghino pensaba que a principios de Siglo XX todavía era posible hallar ejemplares de animales considerados extinguidos hace decenas de millones de años, en los valles de los andes patagónicos, especialmente después de que en una de sus expediciones un indígena le vendiera el cuero fresco de un gran animal, mucho mayor que cualquiera de los conocidos en esa zona. No es posible argumentar que Ameghino fue víctima de un engaño pues el cuero era real, no tenía modificaciones artificiales (que podrían haber sido hechas mediante sistemas de raspado, golpeteo con piedras y estiramiento con cuerdas, por ejemplo) y el destacado científico lo hubiera descubierto de inmediato. De modo que “algo” hubo y los expedicionarios y aventureros que atravesaron desde el primer momento aquellos territorios supieron que eran así y que los pueblos originarios tenían esto por cierto.

Nunca se trató – como veremos luego – de una sola descripción, sino de al menos tres. La del pleciosaurio parecer ser la más frecuente sobre todo a partir de superada la primera cuarta parte del Siglo XX; antes hubo más informes sobre algo que los aborígenes transmitieron a los europeos como “el cuero” – por semejar a un gran cuero extendido sobre la playa – y también hubo registros de un animal de cuerpo monstruoso que analizando hoy aquellas descripciones bien podría confundirse con un cocodrilo.

No fue Ameghino el único científico convencido de que era posible que la Patagonia Andina y, por sobre todo, sus lagos, albergaran formas de vida supuestamente extinguidas. A partir de 1897, el Dr. Clemente Onelli, prestigioso zoólogo italiano y director del Zoológico de la Ciudad de Buenos Aires, comienza a recibir informes esporádicos acerca de una extraña criatura habitante de los lagos patagónicos.

En 1922  Clemente Onelli recibió una carta del ex sheriff estadounidense Martín Sheffield, quien se encontraba en la zona siguiendo la pista de Butch Cassidy y Sundance Kid. Su informe hablaba de “huellas descomunales”, “arbustos aplastados”, “maleza acumulada en las orillas de un lago” y “extraños sonidos”, además Sheffield afirmaba haber visto “un animal con un cuello como de cisne, enorme. Sus movimientos me hicieron suponer que la bestia tiene un cuerpo como el de un cocodrilo”. Esa fue la gota que rebasó el vaso y el zoólogo decidió que era tiempo de salir a la captura de la extraña criatura.

Entonces organizó una expedición de búsqueda que, en ese momento alcanzó mucha difusión periodística, aunque no arrojó resultados positivos en cuanto al hallazgo de animales antediluvianos. Sí, en cambio, regresó la expedición de Onelli trayendo especímenes de vegetales y animales ignorados por la Ciencia hasta ese momento.

Desde que comencé mis investigaciones en torno a la critpozoología (estudio de animales que desafían los actuales conocimientos de las Ciencias Naturales) he manifestado a los científicos mi extrañeza de cómo pudo alguien del prestigio de Clemente Onelli organizar una expedición de este tipo de no haber estado muy convencido de que encontraría lo que buscaba. Los historiadores de la Ciencia y zoólogos coinciden en expresar que Onelli sabía que jamás conseguiría financiación (un viaje de esta índole requería mucho dinero y no lo había disponible en el erario porteño) si contaba que sólo iría a buscar especies corrientes pero todavía no clasificadas. Entonces – casi diríamos hoy en una operación de marketing – introdujo la cuestión de la búsqueda del pleciosaurio, lo que aunó al público en el deseo de que el viaje se hiciera, facilitándolo todo al no encontrar oposición ni en la ciudadanía ni en los legisladores y autoridades gubernamentales que tuvieron que autorizar los fondos necesarios.

En cuanto al Nahuelito, la mayoría de los avistamientos lo describen al Nahuelito de forma parecida, una longitud de aproximadamente diez a quince metros, dos jorobas, piel de cuero y, en ocasiones, un cuello en forma de cisne. Se diría que el plesiosaurio se ha multiplicado, porque ahora también se lo ve en los lagos Huechulafquen y Mascardi.

“Yo pensaba que eran huillines, cuando lo ví revoloteando abajo del agua, pero cuando asomó me llevé la sorpresa. Se parece poco a otro animal que haya visto yo antes, y nos asustó la presencia con la que apareció”, relató un testigo que pudo tomar algunas fotos en noviembre de 2008 pero en el lago Mascardi que no está asociado al Nahuel Huapí; al menos no que se tenga conocimiento pues siempre puede haber cavernas submarinas y conexiones desconocidas por los geólogos. Conviene aquí aclarar que es muy poco lo que se ha investigado y esclarecido sobre las características de las profundidades de estos lagos y sus relaciones concretas submarinas con ríos y otros espejos.

En las imágenes que fueron tomadas hace algunos años por el fotógrafo santafesino Jorge Salcedo se ve sobre la superficie del lago Huechulafquen “tres lomas que apenas sobresalen del pelo de agua y que según algunos especialistas consultados podrían ser de una víbora gigante.”

La imagen fue tomada desde un catamarán a unos 150 metros de distancia y con la embarcación de turismo en movimiento, usando un zoom ajustado en una cámara digital que equivale a un 480 milímetros en una cámara 35 mm. hecho que impidió lograr una fotografía de mejor calidad.

Esta es la misma zona en que veinte años antes un grupo de la gendarmería persiguió y tiroteó a una especie de “lagarto grande o serpiente” que se metió en el lago y escapó nadando. Del singular ente no ha vuelto a hablarse… No, al menos, con difusión pública.

MISTERIO CON INTERVENCION DE LA ARMADA ARGENTINA

En 1960 sucedió otro acontecimiento más que enigmático en aquellas frías aguas. Ocurre que la Armada Argentina persiguió durante 18 días consecutivos un objeto submarino no identificado, sin conseguir identificarlo. Las hipótesis explicativas se multiplicaron. ¡Era la prueba de la existencia del gigantesco animal!, afirmaba la mayoría. Otros aseguraron que se trataba de un submarino de bolsillo colocado en secreto por militares chilenos. Hubo quienes aseguraron que claro que era un artefacto submarino humano… pero creado por militares argentinos. Y además los que clamaron por ser escuchados para decir que era un monstruo producto de mutaciones genéticas causadas por las experiencias atómicas dirigidas por el Dr. Ritcher en la Isla Huemul en tiempos que la Argentina era presidida por Juan Domingo Perón y seguidas en lo que se conoció como Comisión Nacional de Energía Atómica, con un centro enclavado en la ciudad de San Carlos de Bariloche surgida a la vera del Nahuel Huapí.

Fuera lo que fuese, lo cierto es que algo persiguieron las fuerzas armadas argentinas. Algo que era detectable por el sonar, que tenía volumen importante… pero que tras casi tres semanas de persecución continuada desapareció de manera tan repentina como hubo surgido.

El Nahuel Huapí es un lago demasiado grande y profundo como para que la ciencia pueda afirmar que tiene la certeza de conocer a sus habitantes. esta compartido por las provincias de Río Negro y del Neuquén, sus principales características son su profundidad y sus siete ramificaciones o brazos: Campanario, de la Tristeza, Blest, Machete, del Rincón, Última Esperanza y Huemul.
Por tanto, que este lago pueda esconder a toda una familia de seres marinos gigantescos y de características insospechadas, no resulta extraño. Si bien sus frías aguas son cristalinas y permiten la observación hasta el fondo – cuando hay más de tres metros de profundidad – debe tenerse en cuenta que en determinadas zonas alcanza los 400 metros. Frente a la ciudad de Bariloche hay 200 metros de profundidad y al oeste de la Isla Victoria, 300 metros. Efectuar un rastreo prolijo se dificulta si se tiene en cuenta que su extensión es de 55.000 hectáreas. El azul intenso de esa masa acquea bien puede esconder, entonces, los movimientos de varios integrantes de una especie desconocida para la Zoología actual.

El término Nahuel, que da nombre tanto al Parque Nacional Nahuel Huapi como al Lago Nahuel Huapi y la supuesta criatura, viene del mapudungun, lengua que hablaban los indígenas de la zona (mapuches o araucanos, término menos utilizado), y que significa jaguar; el cual sin embargo se ha traducido como “tigre”, porque aunque el tigre no fuera americano, los españoles llamaban así al Jaguar.

Los testimonios que relatan haber observado a estas extrañas especies datan del siglo pasado, motivo por el cual nuestra sospecha apunta a señalar que se trata de varios especimenes. Pues resulta más racional la hipótesis de que varios integrantes – de la misma especie – se multiplican y no sostener que se trata de un único animal longevo.

Esta hipótesis supone que en ningún momento ha sido hallado ningún cuerpo inerte porque el lago Nahuel Huapí, debido a las bajas temperaturas de sus aguas, ha impedido la putrefacción del cuerpo y en ningún momento el cadáver ha podido flotar como resultado de ese estado final. Por el contrario, el cadáver quedaría en un estado semejante al de hibernación, depositado en el fondo del lago, víctima de peces depredadores o tapado bajo piedras y arenas que arrastran sus afluentes.

HISTORIAS SINIESTRAS

La gente cercana al lugar, una vez que se ha logrado cierta confianza, relatan sucesos de los que la mayoría opta por no comentar corrientemente. Es el caso de lanchas de pesca que han aparecido dadas vuelta, algunos de sus tripulantes desaparecidos y otros – una minoría – recogidos sus cadáveres. Resulta extraño que en todo momento el clima ha sido óptimo, el cielo despejado y a la luz del día. ¿Qué ha sucedido para que una lancha zozobre de tal modo? En todos los casos los pescadores no han sido aficionados sino expertos del lugar. Existen quienes afirman que este tipo de acontecimientos, si bien no son frecuentes, suceden cada tantos años y, salvo si se piensa que el “extraño ser” golpea la embarcación volteándola, no hay otra explicación sensata.

CURIOSAS PREFERENCIAS

Las investigaciones científicas demuestran que no todo el lago tiene igual temperatura. En ciertas partes las aguas son más frías, por ejemplo, en la región aledaña al pequeño puerto de Villa la Angostura. Allí jamás hubo observación alguna. Pero frente a la ciudad de Bariloche la frecuencia aumenta. En una de las últimas observaciones, que fue registrada por medios locales y ocurrida durante los primeros días de un mes de diciembre,     los testigos sumaron cientos. El avistamiento fue extenso, por     lo que algunos vecinos llegaron a comunicarse telefónicamente con otros, pidiéndoles que salieran a observar el fenómeno. Las descripciones resultaron coincidentes con otros testimonios, y con el avistamiento realizado en noviembre de 1987 en la zona de Playa Bonita por una treintena de operarios del Centro Atómico Bariloche.

Desde la costa de Bariloche – próximos al puerto – obreros de la construcción, médicos, abogados, personas mayores     y niños fueron testigos de cómo se movía lentamente, efectuando desplazamientos plásticos. Se trataba de un extraño animal que dejaba ver algo semejante a   una giba gigantesca, cuello prolongado rematando en una cabeza de menor tamaño: la descripción de un pleciosaurio, claro está. Fue imposible fotografiarlo o filmarlo desde la costa, pues todos los testigos carecían de instrumentos especiales en ese instante. Sin embargo, fueron captadas imágenes al transcurrir los días, del extraña animal al que bautizaron “Nahuelito”. Años atrás, un turista que recorría el lago en un tour, fue testigo del paso de “Nahuelito” junto al resto de la tripulación.

Consiguió, aquella vez, filmar en video los movimientos del animal que llegó a mostrarse parecido a su pariente del Loch Ness. (Lago escocés donde habita Nessie,     otro extraño animal que semeja ser un pleciosaurio y sobre el cual hay noticias desde hace siglos.)

DOS EJEMPLOS DE TESTIMONIOS PERIODISTICOS

OTRA VEZ NAHUELITO
Diario “Río Negro”, Viernes 22 de Enero de 1988.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB) – Un objeto no identificado que se desplazaba por el sector cercano a la costa del Lago Nahuel Huapi dejando tras de sí una gran estela, fue avistado ayer por varias personas. Como en casos anteriores, la observación se limitó a una “especie de lomo” de animal de grandes dimensiones, y una singular turbulencia en las aguas.

Según coinciden los testimonios, el avistamiento se produjo después del mediodía, frente mismo a la ciudad , entre el Templo Mayor y el Centro Cívico.

Un grupo de operarios de la empresa telefónica, una cuadrilla del Servicio de Lucha Contra Incendios, una empleada de la Dirección de Bosques y otros vecinos, fueron testigos de la aparición del extraño objeto, que reactualizó presunciones sobre la existencia de un animal de grandes dimensiones en aguas del Nahuel Huapi.

Según refirió a este diario uno de los integrantes de la cuadrilla de Incendios, poco después del mediodía observaron “una gran estela” de espuma en el lago, de aproximadamente quince metros, en cuyo extremo aparecía “una mancha oscura”, similar al lomo de un animal, que se desplazaba en dirección este-oeste.

La visión fue compartida por otros 6 operarios, quienes no obstante valerse de binoculares, no lograron precisar otras características del objeto.

Una empleada de la Dirección de Bosques y operarios de telefonía también coincidieron en el avistamiento, comunicándolo a la emisora local, que difundió el testimonio de la primera. Según su relato, la observación fue similar a la citada precedentemente, aunque en una primera instancia visualizó “dos lomos”. Indicó que, luego, valiéndose de un largavistas pudo ver “una gran mancha oscura que se desplazaba a gran velocidad”.

Las descripciones resultan coincidentes con otros testimonios, y con el avistamiento realizado en Noviembre pasado en la zona de Playa Bonita por una treintena de operarios del Centro Atómico Bariloche. Sin embargo, no se tuvo conocimiento de que el extraño objeto haya sido fotografiado por alguno de los numerosos turistas y pobladores que se volcaron ayer al sector costanero para disfrutar de una jornada diáfana y de temperatura agradable. El único testimonio gráfico del caso es el recogido en la península de Quetrihué por Guillermo Barzi y su hija, en Diciembre de 1986, publicado por este diario en Febrero pasado.

LOGRAN FILMAR AL EXTRAÑO ANIMAL DEL LAGO NAHUEL HUAPI

Diario “Río Negro”, domingo 7 de febrero de 1988.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB) – Un conocido profesional de esta ciudad logró filmar el jueves al extraño animal que desde tiempo atrás viene despertando el interés, la curiosidad y la imaginación de visitantes y pobladores de la zona.

La escena, tomada con un pequeño aparato de VHS, fue difundida el Viernes en el programa “Redacción 88”, que se transmite por el canal 6 de esta ciudad, y muestra por espacio de “quince a veintes segundos” la imagen de un animal u objeto de grandes dimensiones, desplazándose raudamente por las aguas del Nahuel Huapi.

Si bien la visión no difiere de otros testimonios verbales y gráficos conocidos, la filmación permite observar el movimiento del sugestivo objeto, la estela de agua que deja a su paso, y por lo menos dos manchas oscuras sucesivas, como si se tratara del lomo o las aletas semisumergidas de un animal.

Generó algún escepticismo el hecho de que el autor de la filmación no hubiese querido dar a publicidad su nombre, principalmente porque el testimonio coincidió con la circulación de fotografías de muy dudosa veracidad. Sin embargo, uno de los conductores de la audición televisiva, Fitz Roy Madsen, refirió a este diario que “se trata de un acreditado vecino y profesional de esta ciudad, quien ofreció ceder el material con la condición de que no se diera a conocer su identidad”.

El testimonio, de indudable valor documental, capta una escena similar a la obtenida en Diciembre de 1986 por el empresario Guillermo Barzi y su hija Martina quienes tomaron una fotografía – publicada por este diario el 22 de Febrero pasado – mientras se desplazaban en una lancha por la zona aledaña a la península de Quetrihué. También en el caso reciente, la evolución del extraño objeto fue registrada en un sector coincidente, mientras su autor pescaba a bordo de una lancha en compañía de su hija.

Como si tratara de convencer a los incrédulos con su mismísima presencia, en los últimos días se han reiterado los mismos testimonios sobre nuevas “apariciones” del ignoto habitante del Nahuel Huapi, contabilizando entre ellos los aportados por varios vecinos que narraron haberlo visto el sábado anterior desde el natatorio municipal. Al día siguiente, otro grupo de personas testimonió que “el monstruo” se asomó frente mismos al Centro Cívico, y a mitad de semana una pobladora de la zona de Playa Bonita se animó a describir hasta alguno de sus hábitos y dibujar su perfil, con cabeza aguda de serpiente gigantesca y apariencia de animal antediluviano.

¿PLECIOSAURIOS EN LA ACTUALIDAD?

Tal es la vigencia de Nahuelito en la vida cotidiana de San Carlos de Bariloche que en el puerto recientemente inaugurado, en el sector para diversión infantil, se ha reconstruido una figura marina, de grandes fauces y prolongada cola. Es Nahuelito según la imaginación de un artista. Los niños lo ven y juegan con la figura. No le temen. Quizás todo un signo.

Según los paleontólogos, los pleciosaurios desaparecieron del planeta hace decenas de millones de años. ¿Es posible, entonces, que Nahuelito sólo sea producto de la fantasía popular? Ciertamente esa probabilidad es pequeña. Un asunto tan difundido que, reúne testimonios de más de cientos de años, difícilmente habite sólo en la imaginación. Es más, existen leyendas transmitidas por los aborígenes que habitaron esas zonas, mucho antes del arribo de Colón a América, que mencionan a un ser descomunal viviendo en las aguas del lago.

Otra teoría sostiene que Nahuelito sería el resultado de los experimentos nucleares llevados a cabo en la isla Huemul, en aguas del Nahuel Huapi. Según esta idea, algún tipo de accidente con material radiactivo habría motivado una monstruosa mutación en alguno de los animales de la zona. Si bien esto nunca pudo ser comprobado, y se negó que existiesen registros radiactivos anómalos en el lugar, es importante recordar que cuando hace algunos años se decidió abrir la isla al turismo – acceso que estuvo cerrado por décadas – lo primero hubo que hacer fue combatir ratas y arañas de un tamaño superior a los promedios habituales. ¿Cuál fue la causa que provocó ese hipercrecimiento? Nunca se supo. No al menos públicamente.

Siempre según esta suposición, Nahuelito sería un mamífero que habiendo sufrido los embates de radiaciones nucleares, producidas según esta explicación por experimentos en la década del ’50 y bajo celo científico en la isla Huemul, mutó en sus formas y costumbres. Encontrando en el lago y en sus profundidades el único espacio posible para sobrevivir, buscaría las superficies para respirar o para continuar con su ciclo, que podría tener grandes periodos de hibernación.

EL CUERO, OTRO ENIGMATICO MISTERIO

Los habitantes originales de la zona siempre han sostenido en la existencia de un temible animal acuático, por lo que evidencian aún hoy respeto y temor. Así lo enseñaron sus antepasados. Hablan desde tiempos remotos de “ El Cuero“, similar a un pellejo vacuno cubierto de pelos y ribeteado de uñas. Cuentan que captura sus presas arrollándose de improviso. En el lago Aluminé, sus apariciones todavía son comentario de los paisanos. Los aborígenes de antaño habrían capturado algunos o bien hallado cadáveres arrojados a las playas por las aguas.

De acuerdo siempre con testimonios centenarios como actuales “El Cuero”, también denominado “Manta”, carece de sin patas y es amorfo. Aunque otros afirman que las patas las tiene: puntiagudas y de gran filo, pero las esconde bajo su cuerpo hasta el momento en que veloz las expone como ataque o defensa. El animal se acerca a las orillas para cazar presas terrestres, descuidadas. Según los relatos, “El Cuero” podía engullir a un animal pequeño o incluso a niños, y sumergirse con rapidez. Tendría dientes o colmillos.

En estas regiones existe una variedad de raya (rhinoptera chilensis), que se considera puede haber sido un disparador de la imaginación para generar leyendas como la del cuero o también conocida en otras partes como “Chucho”.

La tradición oral mapuche da cuenta del “Cuero”, un animal que “levanta como un ruido, como una tormenta de viento cuando pasa.” “El Cuero aparece en los pozones, en el lago o en una laguna. Hay todavía. Lo envuelve a uno y lo lleva abajo del agua. El que sabe cómo defenderse saca el cuchillo y lo ensarta”. Así me comenta, en voz baja, un joven descendiente de los pueblos originarios de la Patagonia; mientras en el atardecer caminamos a la vera de un aislado lago, aislados de la civilización y sólo se oye el sonido del viento primaveral entre las hojas de los añosos árboles. Tal vez “algo” desde lejos o en lo profundo atisba nuestra serena y reflexiva caminata…

© del texto y de todas las fotos by Antonio Las Heras, 2009. Todos los derechos de reproducción – por cualquier forma – quedan reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización por escrito del autor. Pueden solicitarse autorizaciones de reproducción total o parcial solicitándolas al e mail: alasheras@hotmail.com