Por Eduardo Alonso Beroiz *

“Mi conversación a la telepatía, es un asunto personal mío, tal como el ser judío, mi pasión por el trabajo y muchas otras cosas”. Sigmud Freud

Parapsicología; una ciencia que desde 1969 es reconocida como tal, siendo admitida en la American Association for Advacement of Science, representada por la Parapsychological Association. Psicoanálisis; ciencia justificada desde la epistemología moderna. Ambas con objeto de estudio propio y perfectamente delimitado. Combatidas, resistidas, temidas, por momentos ignoradas. Confundidas maliciosamente, cada una en distinto grado. La una herejía, la otra inmoralidad. Hoy aceptadas, popularizadas, y sin embargo aún miradas con recelo por representantes de la ciega ortodoxia positivista, acémilas letradas que aún murmullan glorias perdidas.

Estos dos destinos siniestramente comunes concluyen por momentos en las elucubraciones de un visionario. Casi escondido en su vasta obra, lo parapsicológico, un asunto personal, sigue aún siendo algo oculto. Oculto y resistido por sus mismos seguidores que escotomizando el texto freudiano tratan de ignorar una producción de innegable valor para la Parapsicología moderna.

LOS HECHOS:

La situación de lo que hoy conocemos con el nombre de Parapsicología no es en 1890 nada fácil. La Metapsíquica de entonces investiga fenómenos en círculos poco científicos. Las condiciones de investigación se prestan a fraudes que amenazan con el desprestigio de sabios de espíritu inquieto, que fiel a sus convicciones no cejan en sus esfuerzos.

Schrenck – Notzing, médico dedicado al hipnotismo, comienza en Munich a investigar esta fenomenología. En Londres miembros de la Universidad de

Cambridge abordan la función telepática nucleados en la Society for Psichical Research, William James, Frederich Myers, Henry Sidwick, prestigian las investigaciones. En Estados Unidos Henry James y Stanley Hall entre otros, se nuclean en la American Society for Psichical Research con fines de esclarecer esta fenomenología. Pierre Janet realiza importantes experiencias en Francia sobre sugestión telepática.

En 1896, organizado por Schrenck – Notzing, sesiona el Tercer Congreso Internacional de Psicología en la Universidad de Munich donde se tratan importantes temas relacionados a lo que, a partir del nombre propuesto por Max Dessoir en 1889, ya se empieza a denominar como Parapsicología.

En 1899 Freud ya aborda el tema predominante de la época en su artículo en Obras Póstumas – 1941 – Una premonición onírica cumplida. No obstante, el análisis no revela a Freud elemento precognitivo alguno. “Si en algún caso surge la impresión de que una premonición onírica ha llegado a cumplirse, ello sólo significa la reactivación de un recuerdo de una escena anhelada”.

En 1908 Freud presenta en la Sociedad Psicoanalítica de Viena tres casos que podían interpretarse como de transmisión de pensamiento. El análisis de los mismos revela otra explicación.

1909. Año de la primera experiencia. Freud visita con Sandor Ferenczi a una clarividente de Berlín llamada Seidel. El caso le impresiona de tal manera que en carta a Ferenczi del 6 de octubre de 1909 le expresa: “No cabe duda que esta mujer posee un talento fisiológico extraordinario por el que puede leer los pensamientos de otro, aunque a menudo con muchas distorsiones por el paso de un cerebro a otro. Esto no es una aceptación del ocultismo, sólo es una transmisión de pensamiento. No es un fenómeno psíquico sino puramente somático de una importancia fundamental”.

Es importante señalar que Freud distinguía entre transmisión de pensamiento y telepatía. “En la primera un mensaje verbal se transforma en onda o rayo de naturaleza desconocida, tal como ocurre en el mensaje telefónico.

La telepatía en sí misma incluye un lazo emocional por el cual, cuando algo malo le ocurre a una persona, es automáticamente captado por la otra”.

El 17 de agosto de 1910, Ferenczi en carta a Freud le relata que un paciente homosexual masoquista comienza a menudo la sesión analítica con palabras que tienen que ver con pensamientos que Ferenczi había tenido veinticuatro horas antes. Las asociaciones del paciente eran de orden personal y nada tenían que ver con el analista.

Freud se siente hondamente impactado y en carta a Ferenczi expresa: “Estos datos ponen fin a toda duda que aún subsistiera con respecto a la realidad de la transmisión de pensamiento”.

Las investigaciones en torno a lo parapsicológico se intensifican en todo el mundo. Schrenck – Notzing continúa trabajando con diversos sujetos denominados en la época médiums. Entre otras se ocupa de Femme Masqueé, Eglington, Politi, Carancini, Stanislawa Tomczyk y Lucía Sordi. Lina es investigada en la Sociedad Psicológica de Munich. Notzing estudiante de Nancy aplica sus conocimientos hipnóticos con buen resultado.

Freud investiga el caso de la astróloga de Munich, Frau Arnold. La misma había vaticinado a su consultante lo siguiente: “esta persona morirá en julio o agosto de este año a consecuencia de una intoxicación producida por haber comido ostras o cangrejos en malas condiciones”. La predicción se refería al cuñado del consultante, el que, no sufrió daño alguno.

No obstante Freud observa que el cuñado del consultante había sufrido un año antes de la predicción una intoxicación de cangrejos. En carta a Ferenczi de Noviembre de 1910 Freud relata el caso y manifiesta que si bien la adivina no ha vislumbrado el futuro, pudo percibir datos del pasado y el fuerte odio que el consultante tenía a su cuñado.

Ferenczi sigue relatando a Freud casos de telepatía entre él y su paciente, y además descubre que el mismo tiene interesantes fenómenos considerándose un excelente lector de pensamientos. Ferenczi descubre y así lo expresa, que esta comunicación paciente – analista produciría una revolución en la técnica psicoanalítica.

Comienzos de 1911: Freud envía a Ferenczi el caso de transmisión de pensamiento que más le impresionó. “La sujeto era la mayor de una serie de

hermanas y había profesado siempre hacia su padre un cariño particular e intenso. Se había casado joven y encontrado plena satisfacción en el matrimonio. Sólo una cosa empañaba su felicidad: no había logrado tener hijos. Hallándose la joven en un Hotel de París un adivino. La sujeto contaba actualmente con veintisiete años y se quitó el anillo de casada. El adivino le manifestó que ella aún se casaría y tendría dos niños al cumplir treinta y dos años”. Freud conoce a la mujer a los cuarenta y dos años y aún seguía sin dar a luz.

La predicción no se había cumplido. Sin embargo el análisis de la paciente lleva a Freud a las siguientes conclusiones; “Las dos cifras que la profecía contiene tuvieron importancia significativa en la vida de la madre de nuestra paciente. Dicha señora se casó muy tarde, después de los treinta y dos años tenía ya dos hijos. Lo que el adivino hubo de decirle a la sujeto fue lo siguiente: “No se apure usted. Todavía es usted muy joven. Aún puede usted tener el mismo destino que su madre que tardó mucho en casarse y lograr descendencia y tener dos hijos a los treinta y dos años”. Precisamente, tener el mismo destino que su madre, ocupar su lugar al lado de su padre, había sido el deseo más vehemente de la paciente”… “Sólo veo dos explicaciones posibles para este caso: o bien las cosas no me fueron contadas como sucedieron, o bien ha de reconocerse la existencia de una transmisión del pensamiento como fenómeno real”.

La Society for Psichical Research designa a Freud miembro correspondiente, por lo cual comienza a recibir periódicamente los proceedings de las investigaciones realizadas por esta prestigiosa sociedad.

1913.- El 19 de noviembre Ferenczi da una conferencia sobre el tema en la Sociedad de Viena. Lleva consigo al clarividente Alexander Roth.

Las experiencias carecen de significación. No obstante, Freud invita a Roth a su consultorio y lo investiga junto a Rank, Sachs y Hitschman. El resultado es igualmente negativo.

1914.- Aparece en Alemania el libro de Schrenk – Notzing “Fenómenos de materialización” con la investigación de Eva C.

1915.- Freud es nombrado miembro de Honor de la American Society for Psichical Research, siendo ahora dos de las sociedades dedicadas a la Parapsicología que lo cuentan entre sus miembros. En diciembre del mismo año la Sociedad Griega de Investigaciones Psíquicas lo distingue con igual cargo.

1918.- Luego de la guerra del 14 se retoman las investigaciones. El Institut Physiologique de París publica una conferencia extraída del “College de France” pronunciada por Gustave Geley, sobre la “Fisiología de lo supranormal”.

1920.- Schrenk – Notzing oublica en Alemania “Fenómenos físicos del midiumnismo” . Las investigaciones se intensifican y ocupan ya el interés general.

Wilhelm Steckel, entusiasta del tema, publica “Der telepatische Traum” . Freud sigue interesado por la transmisión de pensamiento y, obstinadamente, sigue denominando oculta a esta fenomenología conocida como metapsíquica y parapsicología.

1921.- Verano. El interés de Freud por el tema ya no escapa a los círculos parapsicológicos. Tres revistas de la especialidad quieren contar con el vienés como colaborador. Una de las invitaciones era del investigador Hereward Carrington de Nueva York. Freud no acepta estas designaciones y en cata a Carrington expresa… “Si tuviera que vivir nuevamente mi vida me dedicaría más bien al ocultismo que al psicoanálisis”.

Por estos días Freud escribe su artículo “Psicoanálisis y Telepatía”. Es continuamente presionado por sus seguidores para que abandone estos estudios. “Psicoanálisis y Telepatía” es el primer trabajo donde públicamente manifiesta que ya no es posible rehusar el estudio de estos temas que, según pretende, demostrarían la existencia real de poderes psíquicos ajenos al alma humana y animal conocida.

“No es obvio ni necesario que el fortalecimiento del interés por el ocultismo represente un peligro para el psicoanálisis. Cabría suponer por el contrario, una simpatía mutua entre ambos”. “El uno como el otro han sufrido el mismo trato

despectivos e impertinente por parte de la ciencia oficial”. Establece allí Freud la diferencia entre la parapsicología de entonces, embuida aún de misticismo y carente de exactitud en sus investigaciones y la seriedad del psicoanálisis y de sus comprobaciones clínicas. Denota también un gran interés por no ser considerado un ocultista. “La repugnancia a embanderarme en una corriente que domina la época, la preocupación de sustraer el interés al análisis y la absoluta falta de un discreto disfraz, son las circunstancias que de consumo, impiden dar a mi comunicación una amplia divulgación”. Por momentos se muestra reticente, ambivalente a lo que hace a su actitud personal frente a lo oculto. Analiza dos comunicaciones de precogniciones realizadas por agoreros profesionales que no se cumplieron. Uno de los casos es el de la “Astróloga de Munich” ya relatado. Todo este sucedido se explica íntegramente si aceptamos que el conocimiento se transfirió de él a ella, a la pretendida profetista, por un camino desconocido que excluye las formas de comunicación habituales y familiares. Ello significa que deberíamos admitir la transmisión de pensamiento”… “A las maniobras astrológicas de la adivina corresponderíales la función de una actividad que distrae sus propias fuerzas psíquicas, que las ocupa en forma innocua, de modo que pueda tornarse receptiva y permeable para los pensamientos ajenos que influyen sobre ella. La adivina no podría tener conocimiento de de la intoxicación por cangrejos ni pudo haberlo adquirido por sus cálculos. En cambio dicho conocimiento se encontraba ya en el consultante”… “No es una parte arbitraria de un conocimiento cualquiera el que por la vía de la inducción se ha comunicado a una segunda persona, sino que se trata de un deseo extraordinariamente poderoso, el que pudo alcanzar, con una ayuda de una segunda persona, expresión consciente”. El paciente tenía un deseo homicida contra su cuñado calificado por Freud de deseo contenido, este deseo oculto es captado por la adivina quien lo hace consciente expresándolo en forma de profecía.

El segundo caso es el de la mujer que no pudiendo tener hijos, concurre al adivino a quien la consultante transfiere su oculto deseo. “La profecía vino a ofrecerle aquella identificación materna que había sido el secreto de su niñez, una realización de deseo totalmente inconsciente transferida al adivino”. Luego Freud trata de relatar una experiencia que tuvo con un paciente, el que

comenzó a verbalizar pensamientos suyos. No obstante su resistencia hace que anteriormente olvide la hoja con las anotaciones. Finalizado el artículo confirma Freud nuevamente la captación de un deseo oculto por el grafólogo Rafael Sherman.

La idea de Freud es llevar esta comunicación al Congreso de Berlín de 1922. Cuando lee el artículo al “Comité” Jones y Sherman lo disuaden. Psicoanálisis y Telepatía recién es publicado en 1941 en Obras Póstumas.

1922.- A pesar de que Eitington no apoya a Freud en lo que se refiere a la publicación de temas sobre lo oculto, le envía desde Londres, libros sobre el particular.

En París Charles Richet, premio nobel de Medicina, publica un libro de suma importancia “Tratado de Metapsíquica”. Si bien el tratado es traducido al alemán por Schrenck – Notzing, Freud lo recibe por envío de Eitington.

En Imago Nº8 aparece un artículo de Freud titulado “Sueño y Telepatía”. Públicamente Freud defiende su posición. Comienzan a observarse las presiones de Jones y otros seguidores. “Mi trabajo no contribuirá en lo más mínimo a revelar el enigma de la telepatía, y ni siquiera permitirá colegir si creo o no en la existencia misma de una telepatía”.

Estudia aquí las relaciones entre el sueño y la telepatía y llega a la conclusión que si estableciera la certeza de que existan sueños telepáticos, esto no modificaría absolutamente la concepción analítica del sueño. Freud tropieza con uno de los grandes obstáculos de sus investigaciones, analiza sueños de personas que ni siquiera conoce, los que le son enviados por correo y cuyos datos son a veces inclusive contradictorios, lo que, invalida en gran parte a pesar de su buena voluntad la seriedad del trabajo. La interesante observación analítica sobre el sueño no echa por tierra la posibilidad de una transmisión telepática.

El segundo caso que Freud presenta en este trabajo no es un caso telepático, sólo es un sueño repetido en una persona, que dice haber tenido fenómenos de este tipo.

1925.- Freud intensifica las investigaciones. Llega a conclusiones que lo llevan no sólo a aceptar la realidad de la transmisión de pensamiento sino a publicarlas. El 15 de febrero escribe a Jones. “Eitington llevó consigo el manuscrito del ensayo privado en el que yo hablaba de ese apoyo del análisis a la hipótesis de la telepatía. Hoy me decidiría a publicar ese ensayo y no retrocedería ante el escándalo que provocaría. Pero existe el insalvable obstáculo de la limitación que impone la discreción médica que se vería menoscabada en caso de publicarse datos de la vida de dos de mis pacientes. Si el destino trajera la muerte de estas dos personas antes de morir yo, no habrá obstáculo”.

En una posterior fechada el 15 de marzo expresa “Ferenczi, Ana y yo hicimos experiencias de transmisión de pensamiento. Resultaron muy bien, especialmente aquellas en las que yo actuaba de Medium y luego analizaba mis asociaciones. El asunto se está poniendo urgente para nosotros”.

Ferenczi se encuentra ya a punto de presentar donde pueda sus experiencias, Freud, hombre cauteloso le aconseja que no lo haga. En carta a Ferenczi del 20 de marzo insta a éste a que no diserte en el Congreso de Hamburgo de 1925. “Estaría Ud. arrojando una bomba dentro del edificio del psicoanálisis”.

Freud había hecho de la cosa “un asunto personal”. Así lo había manifestado el 7 de marzo en carta a Jones. “Las consideraciones de política me contuvieron. Finalmente uno debe mostrar su bandera y no preocuparse del escándalo, esta vez más que en otras ocasiones, tal vez más importante todavía. Mis propias experiencias mediante pruebas hechas por Ferenczi y con mi hija Ana, fueron tan convincentes para mí, que las consideraciones diplomáticas tuvieron que ceder. Si alguien invoca ante Ud. mi caída en el pecado, dígale con toda calma, que mi conversión es un aspecto personal mío, tal como el ser judío, mi pasión por el tabaco y muchas otras cosas más, y que el tema de la telepatía, en esencia, es ajeno al psicoanálisis”.

A pesar de las insistentes cartas de Jones, escéptico y contrario a que Freud continuara con las investigaciones en 1925 aparece un artículo clave en lo que hace a Freud y la Parapsicología. “La significación ocultista del sueño”. Freud nunca aceptó la existencia de la precognición. Lo hace saber en este artículo

“La presunción de que cualquier poder psíquico, salvo un cálculo agudísimo, sea capaz de prever en sus detalles los sucesos futuros, contradice demasiado, por una parte, todas las hipótesis y postulados de la ciencia, y por la otra, satisface con excesiva fidelidad antiquísimos y bien conocidos deseos colectivos de la humanidad”.

Hamburgo de 1925. “Estaría Ud. arrojando una bomba dentro del edificio del psicoanálisis”.

Freud había hecho de la cosa un asunto personal. Así lo había manifestado el 7 de marzo en carta a Jones. “Las consideraciones de política me contuvieron. Finalmente uno debe mostrar su bandera y no preocuparse del escándalo, esta vez más que en otras ocasiones, tal vez más importante todavía. Mis propias experiencias mediante pruebas hechas por Ferenczi y con mi hija Ana, fueron tan convincentes para mí, que las consideraciones diplomáticas tuvieron que ceder. Si alguien invoca ante Ud. mi caída en el pecado, dígale con toda calma, que mi conversión a la telepatía es un asunto personal mío, tal como el ser judío, mi pasión por el tabaco y muchas otras cosas más, y que el tema de la telepatía, en esencia, es ajeno al psicoanálisis”.

A pesar de las insistentes cartas de Jones, escéptico y contrario a que Freud continuara con las investigaciones en 1925 aparece un artículo clave en lo que hace a Freud y la Parapsicología. “La significación ocultista del sueño”. Freud nunca aceptó la existencia de la precognición. Lo hace saber en este artículo “La presunción de que cualquier poder psíquico, salvo un cálculo agudísimo, sea capaz de prever en sus detalles los sucesos futuros, contradice demasiado, por una parte, todas las hipótesis y los postulados de la ciencia, y por la otra, satisface con excesiva fidelidad antiquísimos y bien conocidos deseos colectivos de la humanidad”. Pero sí, se muestra ya a favor de lo que denomina el núcleo verdadero de las afirmaciones ocultistas la telepatía y la transmisión de pensamiento. Aún Freud sigue estableciendo una distinción entre estos dos conceptos. Insiste en algo que evidentemente llamaba su atención, deseos inconscientes son captados por transmisión directa del consultante por los adivinos. Acepta que él mismo realiza experiencias de ese tipo. “En experiencias realizadas en círculos íntimos he obtenido a menudo la impresión que no es

difícil transmitir recuerdos de intenso acento afectivo. Múltiples experiencias me llevan a deducir que tales transmisiones son particularmente fáciles de transmitir en el momento que una idea surge de lo inconsciente, es decir, en términos teóricos, en cuanto pasa del proceso primario al proceso secundario. “Ya no estimo conveniente callar estas consideraciones sobre el problema de la telepatía. En cuanto a su relación con el sueño se limita a lo que sigue: Si existen mensajes telepáticos, no se puede rechazar la posibilidad de que también lleguen al durmiente y sean captados por éste en el sueño. Más aún, en analogías con otras observaciones sobre percepciones y pensamientos, también es verosímil que los mensajes telepáticos recibidos durante el día, sólo lleguen a manifestarse en el sueño de la noche siguiente”.

Entre 1925 y 1933, año en que Freud publicara su último trabajo, la Parapsicología fue ganando terreno como ciencia. En 1925 Joseph Rhine, instalado en la Universidad de Duke cuyo Departamento de Parapsicología es dirigido por William Mc Dougall, comienza a investigar lo que denomina percepción extrasensorial. Las condiciones rigurosas de experimentación, el impedimento del fraude y las técnicas de exploración evaluadas desde el punto de vista estadístico, muestra al mundo un nuevo enfoque en lo que hace a la experimentación parapsicológica.

Freud parece desconocer estas experiencias y en 1933, en su “Sueño y Ocultismo”, ni siquiera utiliza el ya popularizado vocablo Parapsicología. En su artículo en 1933, Freud sigue deambulando alrededor de sus ya viejas ideas en torno a un remozado tema. No obstante alcanza a expresar interesantes conclusiones: Define a la telepatía como el supuesto hecho de que un suceso acaecido en un momento determinado llegue simultáneamente a conocimiento de una persona alejada del lugar del suceso, y ello sin que hayan intervenido los medios de comunicación conocidos. Aquí muestra Freud una confusión, o al menos, no precisa la distinción entre telepatía y clarividencia, distinción que, aún no estaba totalmente precisada en esos años.

Al principio del artículo dice no haber tal fenómeno telepático y no haber llegado a convicción alguna. Muestra nuevamente al sueño, como un elemento apropiado para la recepción del el resto diurno cualquiera, modificado por la elaboración onírica puesta al servicio de su tendencia.

“Abrigamos la esperanza que el psicoanálisis puede arrojar luz sobre los hechos llamados ocultos”…” Por ejemplo el fenómeno de inducción o transmisión de pensamiento tan próximo a la telepatía que realmente puede ser asimilado a ella sin gran esfuerzo. Supone que ciertos procesos anímicos desarrollados en una persona, representaciones, estados de excitación y voliciones, pueden transferirse a otra a través de palabras o signos”… “Durante el tratamiento psicoanalítico de mis pacientes he experimentado la impresión de que la actuación de los adivinos profesionales encubre una ocasión muy propicia para realizar observaciones particularmente inobjetables sobre la transmisión del pensamiento”.

Probablemente cobre esencial interés el hecho referido a las experiencias telepáticas vividas espontáneamente por Freud con sus pacientes, durante la sesión analítica. Relata aquí un caso donde el paciente comienza a verbalizar sus pensamientos. Luego de analizar exhaustivamente el caso, Freud se inclina también en esta ocasión a favor de la transmisión de pensamiento. Dice además no haber sido el único en vivir estos sucesos de transmisión de pensamiento y su relación con la transferencia analítica.

Si Freud comenzara este artículo expresando no haber llegado a convicción alguna acerca del fenómeno telepático, aparentemente el solo hecho de narrar sus observaciones sobre el particular le hacen, en pleno desarrollo del mismo cambiar de opinión. “Soy incapaz de mendigar a favor de nadie y tengo que invitaros a acoger más favorablemente la posibilidad de la transmisión de pensamiento y con ella también de la telepatía”.

Luego vuelve a definir la telepatía, “El proceso telepático consistiría en que un acto psíquico de una persona estimula en la otra el mismo acto psíquico. Lo que entre ambos actos anímicos existe puede ser muy bien un proceso físico, en el cual se transforma lo psíquico en un extremo, y en el otro extremo vuelve a transformarse en lo psíquico. La analogía con otras transformaciones, tales como la fonación y la audición en la comunicación telefónica, sería entonces innegable. Quiero hacer notar que con la interpolación del inconsciente entre lo

físico y lo hasta entonces llamado psíquico, el psicoanálisis nos ha preparado para la aceptación de procesos tales como la telepatía… “Llegamos a la sospecha que no fue otro (la telepatía), el miedo original arcaico de comunicación, medio que luego, en el curso de la evaluación filogénica, es desplazado por el método mejor de la comunicación con ayuda de signos recibidos por los órganos de los sentidos. El método primitivo podría aún conservarse y hacerse efectivo en determinadas condiciones: por ejemplo en las masas apasionadamente agitadas”.

“Si la telepatía existe como proceso real, podemos suponer, a pesar de su difícil demostración, que es un fenómeno muy frecuente. Correspondería a nuestras esperanzas poder demostrarla en la vida anímica del niño el que cree que sus padres conocen todos sus pensamientos sin que ellos se los hayan comunicado”.

Hoy, ya no caben dudas sobre la telepatía y otros fenómenos parapsicológicos. Son tan evidentes que pueden repetirse en condiciones experimentales utilizando correctamente los métodos ideados para su evaluación. Sin embargo, Freud, en una época donde este terreno era caldo de cultivo del espiritismo, la mística y el ocultismo, no rehúsa el estudio e investigación de estos fenómenos. Un espíritu sagaz, inquieto, el de un hombre que, al decir Devereaux es junto a Rhine, el padre de la Parapsicología moderna.

BIBLIOGRAFIA

ALONSO BEROIZ, Eduardo. “Parapsicología y Psicoanálisis”. Editorial Psi, Bs.As. 1982

DEVEREAUX, George. “Psychoanalisis and the ocult”. New York. International Universities Press, 1953.

FANTONI, Bruno. “Magia y Parapsicología”. Edit.Troquel. Bs. As. 1974

FREUD, Sigmund. “Obras Completas” Editorial Biblioteca Nueva.

JOSES, Ernest. “Vida y Obra de Sigmund Freud”. Edit. Nova. Bs. As.1962

SCHRENCK NOTZING, Albert. “Les phénoménes physiques de la médiumnité”, Payot. París, 1925, Pag. 113

La totalidad de los datos volcados en este trabajo corresponden a la bibliografia citada