EL CASO POMAR

 

Por el Dr. Antonio LAS HERAS

En la noche del sábado 14 de noviembre de 2009, una familia – de apellido Pomar, constituida por el matrimonio y sus dos hijos menores y un perro mascota – viajaban desde su hogar en la localidad bonaerense de José Mármol rumbo a Pergamino (también provincia de Buenos Aires) en un automóvil de su propiedad Fiat Duna Weekend, color rojo.

La cinta de grabación de las cámaras del peaje de Villa Espil, sobre la ruta 7, registró la última imagen de la familia Pomar con vida, registrada entre las 8.05 y 8.07 P. M. del sábado 14 de noviembre, mientras marchaban camino a Luján. Lo cual permitió conocer que, efectivamente, se dirigían a Pergamino. A esa hora ya estaba anocheciendo.

Fue lo último que se supo de la familia, del vehículo y de la mascota.

Con el paso de las horas familiares de Pomar que residen en Pergamino, al carecer de noticias y no poder comunicarse a sus teléfonos móviles, decidieron hacer la denuncia policial. A partir de entonces se inició la búsqueda policial.

Transcurrieron los días y ninguna noticia surgía sobre la repentina desaparición. Ni la menor señal de lo que podría haberles sucedido.

La noche del 25 de noviembre – ya llevaban los Pomar diez días desaparecidos – me encontraba yo en la soledad de mi gabinete de trabajo reflexionando sobre qué podría haber ocurrido con esa familia tanto como con el Fiat y ese perro que era la querida mascota. Revisé datos a través de Internet, tomé sus nombres, los anoté e induje en mí una intensa y profunda concentración mental previo un relax físico, buscando dejar surgir la función extrasensorial que me permitiera descubrir lo que había sucedido y que ni la Justicia ni las autoridades policiales ni todos quienes colaboraban en la búsqueda habían podido determinar.

En ese estado modificado de consciencia permanecí por una hora, aposentado en mi sillón giratorio. Mas nada ocurrió. No tuve ni el menor atisbo de una clarividencia o una precognición. Ni tan siquiera una leve intuición.

Esto no es extraño, puesto que ni la Parapsicología es una ciencia exacta – como no lo es ninguna disciplina humanística: ni la Medicina, ni la Psicología, ni la Sociología, ni la Antropología, etc. –     y, a la vez, los fenómenos extrasensoriales son espontáneos y erráticos si bien se los puede fomentar como vengo haciéndolo desde niño. Ese “fomentar” provoca que acontezcan con mucha más frecuencia – es lo que desde antiguo los paragnostas (personas cuyas facultades parapsicológicas se manifiestan seguido) llamamos “vivir mágicamente” pues muchas veces ocurren aún cuando uno ni lo espera.

No habiendo ocurrido captación alguna, decidí olvidar el asunto (al menos lo olvidé conscientemente) ocupándome de otras cosas hasta que fui a dormir.

Dormí profundo y sereno, como suele ocurrirme. Y desperté temprano, como también es usual. Entonces me dí cuenta que había una imagen clara en mi mente. Era una visión mental de la familia desaparecida.

Con toda nitidez tenía yo una imagen mental con un hermoso paisaje de cielo despejado, como si fuera la media mañana. Se trataba de un enorme trigal, bien amarillo, a punto de ser cosechado; las espigas moviéndose de forma rítmica al compás del viento suave. Al fondo, a la derecha, se alzaba un grupo de árboles – que identifiqué como álamos – muy juntos, tanto que se veían las copas de dos o tres destacándose de los otros. Y los cuatro miembros de la familia caminando por el trigal – casi podría decirse que cual si lo hicieran sin tocar el suelo – muy serenos, sin angustias, sin tensiones, sin molestias de ninguna índole. No tuve visualizaciones ni del perro, ni del auto. Yo los veía vivos. Es cierto. Pero también tuve en claro que las características de la imagen debía interpretarse como una “visión paradisíaca.” Cuatro personas que caminan como flotando a ras del suelo, que no transmiten emoción adversa alguna… Simbología de muerte.

El lunes 30 de noviembre, cuando ya llevaba yo cuatro días con la misma captación extrasensorial, que permanecía sin modificación alguna y muy clara, me llamaron del canal por cable de noticias CRONICA TV pidiéndome opinión sobre la inexplicable desaparición de los Pomar. Les comenté mi visión, y vinieron a hacerme una entrevista. La misma – con una duración de alrededor de 20 minutos – se emitió ese mismo día y al siguiente varias veces. Con una franja al pié que decía “para el Prof. Las Heras los Pomar están vivos.” Empero, los televidentes pudieron constatar que lo que en verdad dije fue que – en mi visión los veía vivos – que lo que yo sentía era que estaban vivos; pero que no me opondría a aceptar que esta visión daba más bien la impresión de que la familia ya no estaba en este plano, que había desencarnado. Por una razón simple, que no requiere mayores explicaciones, preferí no utilizar la expresión: “están muertos”.

Tengo mucha experiencia práctica en percepciones extrasensoriales acontecidas a lo largo de mi vida, y lo que me llamó la atención en este caso fue que a pesar de pasar los días, yo seguía teniendo la misma imagen. No se modificaba. Siempre el trigal, siembre el bosquecillo de álamos al fondo a la derecha. Siempre los cuatro miembros de la familia caminando en esa mañana de primavera. Ni un dato del perro, ni del auto.

El martes 1º de diciembre se comunica conmigo la producción del programa Impacto 9 que se emite los domingos a la noche por Canal 9 – uno de los principales canales de Buenos Aires – y me proponen hacer el recorrido realizado por los Pomar a efectos de investigar si a través de mi captación extrasensorial – cual verdadero “detective psíquico” – se puede establecer lo sucedido con la familia desaparecida. Para esta fecha, conviene recordarlo, tanto la Justicia como la policía interviniente estaba totalmente desconcertada. Se barajaban todo tipo de hipótesis. No había ni una pequeña pista, ni el más mínimo rastro. Algo en absoluto inusual.

El jueves 3 de diciembre junto al periodista Roberto Mena conductor de Impacto 9, un camarógrafo y una productora, salimos en auto a recorrer la ruta hecha por los Pomar hasta donde las cámaras del peaje de Villa Espil muestran su presencia. De allí en más seguimos avanzando y deteniéndonos acorde a lo que yo “iba sintiendo.” Para trabajar mejor llevé uno de mis péndulos radiestésicos y el equipo de producción me proveyó de una foto de la familia, a efectos que pudiera tener una concentración mental más adecuada. Así pudimos determinar que los Pomar no habían tomado por atajos constituidos por peligrosos caminos de tierra y que tampoco se habían desbarrancado en el río Salto. (Todo lo cual, según después pudo comprobarse, era cierto.)

Cada vez con mayor intensidad sentía yo la imagen del gran trigal con el conjunto de álamos al fondo y a la derecha. Y allí los Pomar caminando en sereno y ordenado conjunto.

Pero, a medida que nos aproximábamos a Pergamino, el péndulo radiestésico señalaba que por allí no habían pasado. Esto implicaba, por deducción, que no habían llegado a destino. ¿Pero dónde estaban?

La gente de Impacto 9 aceptó ampliar el recorrido y dedicamos toda la jornada a la búsqueda por medio de las humanas facultades parapsicológicas. El panorama estaba en contra: yo hablaba de trigales y lo que veíamos eran kilómetros y kilómetros sembrados de soja y, de cuando en cuando, maizales… apenas alguno que otro trigal. Yo insistía en álamos, y esos árboles escaseaban. Otras especies sí; pero álamos casi ninguno.

Aproveché que la ruta nos llevó hasta Salto Argentino para dirigirnos al cementerio de esa localidad y aprovechando la sagrada espiritualidad que emana de la Tumba de Pancho Sierra – el Doctor del Agua Fría, el Resero del Infinito – a la que concurren miles y miles de personas a agradecer favores recibidos, una vez más saqué mi péndulo, lo puse sobre la foto de la familia desaparecida… y otra vez obtuve los mismos resultados. ¡Había que buscar un trigal y a un costado – al fondo a la derecha – un bosquecillo de álamos! Ese era el hilo conductor. Pero lo cierto es que nosotros no lo encontramos.

La noche del domingo 6 de diciembre de 2009 Canal 9 puso al aire la habitual edición de Impacto 9 incluyendo las grabaciones de mis percepciones extrasensoriales y algunos pasajes de nuestra travesía.

Dos días después, en horas de la tarde, radios y canales de televisión interrumpieron su programación habitual para informar que los Pomar habían sido hallados. Estaban muertos (el perro también) a un costado de la ruta junto al automóvil.

Aparecieron muertos junto a su auto, volcado y destrozado, a unos 40 kilómetros de Pergamino. El hallazgo ocurrió a 24 días de la desaparición, fue al costado de la ruta provincial 31, cerca de la localidad de Gahan.

¿Dónde estaban? Los cuerpos tanto como el vehículo aparecieron en el interior de un bosquecillo de álamos a la vera de la ruta. Y detrás… un gran trigal a punto de ser cosechado. Tal como estaba en mi visión El sembradío de trigo está realizado en una superficie triangular. Desde el vértice interior… el bosque de álamos está al fondo, a la derecha.

A poco de conocerse esto, Roberto Mena en persona llamó a mi teléfono móvil para manifestarme el enorme asombro tanto de él como de todo el equipo que hace el programa Impacto 9 al advertir que mis predicciones se habían cumplido en todo detalle. Y allí me invitó a participar del programa del domingo siguiente, lo que acepté. (Ver el link al pié de este artículo.) El periodista comenzó así: “Tenemos aquí en el estudio al hombre que más se acercó a la verdad, que anticipó el trágico desenlace, está hoy aquí sentado con nosotros…” Y más tarde dijo: “Las Heras se preparó en su vida para estos logros… quienes parece que no lo hicieron fueron los que demás…”

Está muy claro, en esta ocasión, que mi percepción extrasensorial correspondió 100% a lo que los acontecimientos después demostraron, en cuanto al lugar de los hechos. Y también que en mi visión las cuatro personas se comportaban de una manera que sólo podía simbolizar que ya no estaban con vida.

Para finalizar, quiero reiterar que las facultades parapsicológicas son fenómenos – en principio – espontáneos y erráticos. Es posible fomentarlos con la utilización de técnicas de desarrollo del poder mental (conocidas como “control mental”), la práctica de ciertos rituales esotéricos y un intenso trabajo en el campo espiritual, que es el que desde la más remota antigüedad ejercitaron los miembros de las escuelas iniciáticas y de sabiduría de todo el Oriente así como los chamanes y que también fueron usuales en los pueblos originarios precolombinos.

Seguidamente, el link donde puede verse mi aparición en Impacto 9 del domingo 13 de diciembre.

http://www.youtube.com/watch?v=zvmSqGDdSdE