Escribe el Prof. Dr. Antonio LAS HERAS

Miguel Herrera Figueroa demuestra, mediante su obra psicosociopolìtica, que es indispensable utilizar un enfoque tríptico si se quiere conseguir una aproximación profunda a la esencia humana. Los modelos dualistas, en cambio, no consiguen – ni aún los mejores – acercarse a las ventajas del desarrollo herreriano.

           Nosotros entendemos que sin la aplicación de la propuesta tríptica es imposible desarrollar el concepto de Parapsicología como Ciencia porque no se logra definir su objeto de estudio, diferente al de cualquier otra Ciencia. A raíz del pensamiento dualista la investigación y docencia parapsicológicas quedaron navegando en las indefinidas aguas que ven desde la mística al esoterismo y ocultismo, pasando por vertientes religiosas hasta llegar a la orilla que sostiene que estamos frente a “una rama de la Psicología” o – más lejos aun – ante “el ente fundante de la Psicología”. Esta confusión múltiple se origina debido a que se ha seguido sosteniendo la reduccionista creencia (creencia, no Ciencia) de que la persona humana es el resultado del enlace  de dos estructuras (soma y psique) y no de tres (soma, psique y factor parapsicológico) y todavía de cuatro (soma, psique, factor parapsicológico y lo sociocivilizatorio).  Aquí la visión de superficie provoca la falta de certeza.

           La Parapsicología alcanza sus status – definitivo – de Ciencia autónoma tras convenir que su objeto propio de estudio es aquel factor que origina los fenómenos parapsicológicos. Entendiendo por tal a aquella capacidad humana capaz de permitirnos recibir y emitir información sin intervención de los cinco sentidos y actuar en el mundo  sin acción de lo muscular. (1) Así lo hemos sostenido desde la Presidencia del Primer Congreso Argentino de Parapsicología (Buenos Aires, 4 al 16 de septiembre de 1.981) (2) donde,  además, dijimos: “El humano es el resultado de la interacción de tres estructuras: psique, soma y factor parapsicológico”. Se trata de tres individualidades constituyentes de una superestructura  conducente  a la formación de la persona para lo cual se requiere la intervención de una cuarta estructura que es la que llamamos “sociocivilizatoria”. Tal interacción tríptica  asegura al individuo su condición de miembro de la especie humana. Pero únicamente  alcanza el grado de persona cuando se integra en el orden sociocivilizatorio.

            Alrededor de estos tres elementos propios y del cuarto, provocado por estímulos externos, cabe la posibilidad de cumplir un proyecto de vida que puede ser pensado en la soledad tríptica pero sólo dable de concretar en la cuaternidad que proponemos, inspirada en la tesis herreriana. Más aún, estamos convencidos que corresponde hablar de la necesidad de un Proyecto Trascendente de Vida para que cada persona alcance una existencia terrena armónica. La inexistencia de tal búsqueda trascendente es – a nuestro juicio – la causa principal (sino la única) del malestar usual en toda vida normal.

              No necesitamos referirnos a las diferencias entre psique y soma, tema abordado de manera suficiente por los dualistas desde Grecia  y Roma. En cambio, cabe interrogarse: ¿cuál es la causa  por las que diferenciamos psique y factor parapsicológico? ¿No deberíamos considerar a la segunda una parte integrante de la primera? ¿No son, acaso, un ente único? Si. Así se ha sostenido desde que la Parapsicología obtuvo grado académico. Grado de tema científico, no de ciencia particular. Grupos dualistas/positivistas (Vg. Rhine y su escuela de la Universidad de Duke,  E.E. U.U) aceptaron – apriorísticamente – que lo extrasensorial era parte del “alcance de la mente” (sic), por lo tanto incorporable como objeto de psicológico. A punto tal que algunas escuelas hacen referencia a la Parapsicología con la denominación de “Psicología Paranormal”.

               Sin embargo, las investigaciones de laboratorio, desde 1.934 a nuestros días, realizadas con los controles que requiere el estricto método científico, demuestran todo lo contrario.  Las características que exhiben los efectos producidos por el factor que origina a la fenomenología parapsicológica difieren de las posibilidades meramente psíquicas, aunque se encuentren dentro del ámbito de lo humano, por supuesto.

               Estas propiedades particulares son las siguientes: 1. -) Prescindencia del tiempo. 2. -) Prescindencia del espacio. 3. -) Prescindencia de toda forma de energía descubierta hasta el momento.  El factor que provoca tal fenomenología es distinto a todo lo conocido y, en el mejor de los casos, para dilucidarlo pareciera necesario atisbar en el campo de los más recientes hallazgos de la Física Cuántica, por ejemplo.

               Por otra parte la experimentación interdisciplinaria ha permitido afirmar que el fenómeno parapsicológico surge de acuerdo con requerimientos de condicionamientos psicológicos presentes en cada  persona y que varían continuamente.(3) (4). Así como en la relación soma-psique la segunda se vale del primero para evidenciar sus manifestaciones, igual ocurre en el vínculo factor parapsicológico-psique. El psiquismo profundo, lo inconsciente, se vale del factor parapsicológico para concretar efectos que resultan imposibles a través del soma.  (Sirven a manera de ejemplos de llamados vulgarmente “mensajes  o presentimientos  de muerte” y el movimiento psikinético de objetos.)

             No dudamos, por otra parte, en afirmar que la estructura somática y la parapsicológica actúan en relación de dependencia con la psíquica.

             El descubrimiento de que psique y factor parapsicológico son dos estructuras distintas, aunque vinculadas entre sí y con una tercera – el cuerpo físico – pero, a la vez, todo el conjunto condicionado por las variables sociocivilizatorias, lleva a comprender que la Parapsicología es una Ciencia dentro de las Humanísticas, contando para ello con un objeto de estudio original sobre el que no se reparó anteriormente al ignorar los modelos trípticos a favor de los dualistas que ya no conforman al conocimiento en el estadio actual de evolución en las investigaciones humanas.

            La presentación de la Parapsicología como Ciencia Humanística expuestas por nosotros (5) obtuvo tempranamente la adhesión de quien – nos atrevemos a decir – ha sido el más importante parapsicólogo argentino contemporáneo. Nos referimos al Prof. Lic. Enrique Novillo Pauli, S.J., quien fuera director del Instituto de Parapsicología de la Universidad del Salvador y, con anterioridad, discípulo directo en experimentación parapsicológica de laboratorio, del Dr. Joseph Banks Rhine en la Universidad de Duke. (6) También Novillo Paulí, a través de sus trabajos experimentales comprueba que lo denomina “dinámica  del inconsciente” es el condicionante de la actividad parapsicológica, favoreciéndola o perjudicándola, aumentando su intensidad o disminuyéndola; pero – finalmente – destaca que el factor que origina los fenómenos no es parte de lo inconsciente. (7). (8). Novillo Paulí observa que, dadas las propiedades del factor parapsicológico, de ninguna manera puede imaginárselo parte integrante de la psique.  Mas se asemejaría, en verdad, a que la concepción filosófica del espíritu que a la estructura psíquica.

Concluimos, frente a esto, observando que el modelo tríptico – y, hasta cuaternario – es fundamental para el progreso de las Ciencias Humanísticas. Seguidamente advertimos que la teoría herreriana  es herramienta integradora para lo interdisciplinario, favoreciendo de esta manera la comprensión de fronteras igual que diluyéndolas cuando así corresponde.

                Finalmente, sin la concepción tríptica de la concepción humana jamás hubiéramos comprendido por qué debe construirse a la Parapsicología como Ciencia Humanística.

               Herrera Figueroa entrega, con su obra, cimientos y andamiaje para el progreso vital de un humanismo nuevo, que nos cabe diseñar y erigir con aporte de cada Ciencia Humanística en un marco de afortunada interacción laboral.

REFERENCIAS:

  •  BAJARLIA, Juan-Jacobo, Primer congreso Argentino de Parapsicología. Gaceta de Parapsicología Año 1, Nro. 2 Primavera – Verano, 1981/82.
  •  LAS HERAS, Antonio y otros. Parapsicología. Investigaciones actuales. (Actas del Primer  Congreso Argentino de Parapsicología.) Inédito.
  • LAS HERAS, Antonio.  Instalación de la potencialidad parapsicológica en el ser humano. Gaceta de Parapsicología. Año 1, Nro. 1 Buenos Aires, invierno de 1981.
  • LAS HERAS, Antonio. Comportamiento de la información obtenida parapsicológicamente una vez incorporada a la estructura psíquica. Gaceta de Parasicología. Año 1, Nª 2 Buenos Aires. Primavera / Verano 1981/82.
  • LAS HERAS, Antonio. Parapsicología. Ciencia del Hombre. (Acto académico: Conferencia Anual Dr. Orlando Canavesio, realizada en la Sociedad Científica Argentina.) Gaceta de Parapsicología. Año 1, Nro. 3, Buenos Aires, otoño de 1982.
  • NOVILLO PAULI, Enrique. Situación actual de la Parapsicología en la Argentina y el mundo. ( Acto académico: Conferencia Anual Dr. Orlando Canavesio) Gaceta de Parapsicología.  Año 1. Nª 3, Buenos Aires, otoño 1982.
  • NOVILLO PAULI, Enrique. Los fenómenos parapsicológicos. Editorial Kapelustz. Buenos Aires 1979
  • NOVILLO PAULI, Enrique y otros. Parapsicología. Investigaciones actuales.  Inédito.