UN LLAMATIVO CONJUNTO ESCULTORICO EN UNA IGLESIA
DE LA PROVINCIA DE SALTA.
Escribe el Prof. Dr. Antonio LAS HERAS
La Parroquia San Juan Bautista de la Merced, situado en la zona céntrica de la ciudad de Salta (capital de la provincia homónima en el noroeste de la Argentina) atesora un secreto enigmático y llamativo. En el frente del altar, un sobrerelieve magníficamente realizado de La Última Cena, que busca replicar aquel pintado por Miguel Ángel, exhibe – sin dar lugar a dudas – la figura de una mujer de largos y lacios cabellos situada a la diestra de Jesús y rodeada de varones de largas barbas.
No es la única figura femenina. Entre las diez masculinas hay otra, a la izquierda del Maestro y separada por dos de los apóstoles cuya imagen igualmente asemeja una mujer.
Hay más para destacar. Los nueve barbados que rodean a Jesús corresponden, todos, a figuras en movimiento, en actividad. En cambio, las dos figuras femeninas tienen marcada actitud pasiva. Ambas inclinados sus cuerpos, sus miradas hacia la mesa. Pasividad. Entrega. Las manos entrelazadas. Una bajo el cuello, la más próxima a Jesús hacia el estómago, apoyadas sobre la mesa.
La Iglesia que atesora esta peculiar obra de arte se encuentra situada sobre la tranquila calle Caseros 857, a tres cuadras de la plaza principal de la ciudad, pertenece a la Orden de los Mercedarios, cuya denominación original fue: Orden Real y Militar de Nuestra Señora de la Merced y la Redención de los Cautivos (más conocida como Orden de la Merced) – en latín: Ordo Beatæ Mariæ Virginis de Redemptione Captivorum. Orden religiosa católica, fundada el 10 de agosto de 1218 por San Pedro Nolasco (ca. 1180–1245). Quienes ingresan a ésta Orden se comprometen con un cuarto voto, añadido a los tradicionales de pobreza, obediencia y castidad de las demás órdenes, a liberar a otros más débiles en la fe, aunque su vida peligre por ello.
Al observar con detenimiento y de cerca a la figura femenina situada a la diestra de Jesús – que, a nuestro entender, es María Magdalena – se advierte enseguida la actitud de tristeza y angustia que la misma tiene, a diferencia de los varones todos en posición enérgica de discusión más que de conversación. La mayoría de los cuales a sus gesticulaciones agrega aireados movimientos con brazos y manos.
La otra figura femenina – tal vez se trate de la Virgen María y si así fuere agrega un nuevo interrogante a resolver qué es si María también fue uno de los comensales en la Última Cena, vaya tema – se encuentra de pié por lo que el conjunto permite destacar su actitud de congoja y abatimiento.
El edificio original fue erigido a fines del siglo XVII pero, naturalmente, fue objeto de modificaciones con el transcurso del tiempo. Los materiales empleados en la edificación actual son: argamasa, ladrillo y hierro. La pureza de sus líneas es perfecta. Se trata de un estilo neogótico con torres, arcos ojivales, rosetón central con vitreaux y hasta algunas figuras que, a nuestros ojos, aparecen cual si se tratara de gárgolas dispuestas a la prevención de quienes habrán de ingresar o no al templo. La decoración de los interiores es estilo bizantino.
Allí dentro está la tan venerada Virgen de La Merced, patrona del Ejercito del Norte, cuya fiesta es el 24 de septiembre. Y también el “Cristo yacente” (Siglo XVIII) con articulaciones realizadas en cuero. Esta imagen es colocada durante el Viernes Santo, junto a la Virgen Dolorosa, frente al altar mayor que es, precisamente, donde se encuentra el conjunto escultórico objeto de la investigación que aquí consignamos.
La iglesia tiene otras obras de arte muy valiosas como lo son las pinturas al óleo de la Escuela Cuzqueña, como la de la “Virgen de la Merced” y la cruz original que mandó a plantar el general Manuel Belgrano (un destacado Maestro Masón y no por ello menos ferviente creyente en Jesús y la Virgen) en los campos de Castañares después de la Batalla de Salta, el 20 de Febrero de 1813. En ella hay una inscripción que dice: “A los vencedores y vencidos de Salta, 20 de febrero de 1813″.
La edificación actual se inició en 1907 basada en un proyecto del arquitecto Santiago Zielgemeyer, concluida en 1911 y bendecida en 1914 por Monseñor Bernabé Piedrabuena (n. 10 de noviembre de 1863 San Miguel de Tucumán, Argentina – m. 11 de junio de 1942), en 1923 será designado obispo de la Diócesis de San Miguel de Tucumán.
Entendemos que difícilmente a éste sacerdote se le pasaran por alto las especiales características que destacamos y empero las haya aprobado. Por ello no podemos dejar de destacar que monseñor Piedrabuena se ocupó en destacar el rol de la mujer con frases como ésta: “La madre cristiana tiene un papel fundamental en la vida de la familia y de la sociedad, tienen gran eficacia sus palabras, sus ruegos y sus lágrimas. Todos sus esfuerzos y sacrificios como madre y esposa, deben estar orientados a la educación cristiana de la niñez”. (Expresado en San Miguel de Tucumán al concluir una reunión de la Asociación de Madres Cristianas siendo ya obispo.)
Como puede advertirse el enigma de quiénes son, en verdad, las figuras que acompañan al Maestro Jesús en la Última Cena, de acuerdo a la obra pictórica inicial debida a Miguel Ángel, no se agota en aquél cuadro y se extiende, aún, a America del Sur y, en éste caso, en particular a la Argentina.
Antonio LAS HERAS es presidente del Instituto Humanístico de Buenos Aires. Profesor universitario. Doctor en Psicología Social y magíster en Psicoanálisis. Premio Faja Nacional de Honor en el Género Ensayo de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) y de la Asociación de Escritores Argentinos (ADEA) www.antoniolasheras.com e mail: alasheras@hotmail.com Twitter: @LasHerasAntonio. Tel.: (54) 11 4371 4788